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Piojos: Prevención y contagio

By 5 noviembre, 2014enero 9th, 2017Consejos / Tratamientos, Salud

Hoy en día, corren muchos mitos sobre las liendres y piojos, lo que hace necesario que demos una correcta difusión de una información imparcial y objetiva. Cada año, especialmente en verano y otoño, en la farmacia de Club Salud recibimos muchos casos en los que los piojos y/o liendres (nombre común con el que se conoce a los huevos de los piojos) “llevan de cabeza” a toda la familia.

Esta afección es de fácil y rápido contagio, ya que este pequeño insecto sin alas pasa fácilmente de una cabeza a otra a través del contacto físico, y en ocasiones, por contacto con sitios donde el contagiado ha tenido contacto (ropa, mobiliario, baño, etc.).

Se suele decir que pueden saltar grandes distancias; no obstante, se trata de una falsa creencia originada por su capacidad para moverse con rapidez entre el cabello (alcanzan los 23 cm/minuto). Lo que sí es cierto es que se alimentan de la sangre del huésped y que lejos de su huésped el piojo no puede sobrevivir más de 48 horas, ya que muere por deshidratación y hambre. Esto sucede porque el piojo requiere de unas condiciones ambientales muy estrictas: comer de 2 a 4 veces al día, temperaturas de entre 28º y 32ºC; y en entornos con un 70-80% de humedad.

Un piojo vive entre 30 y 40 días y, aunque los productos anti-piojos los matan casi al momento, muchos de ellos no consiguen penetrar la dura capa que protege las liendres. De hecho, tras la eclosión, la cáscara puede permanecer en el cabello durante meses gracias al resistente material del que está hecho y a la sustancia (similar al cemento) con la que el piojo hembra engancha el huevo al pelo.

Además, un macho puede fertilizar a 18 hembras por día y éstas, a lo largo del mes de vida, llegan a poner entre 200 y 300 huevos. Las liendres incuban durante 7 días y tras eclosionar como ninfas (piojos jóvenes de un centímetro de longitud), pueden empezar a fertilizar o poner huevos a los 10 días.

Por lo tanto, el mejor remedio es prevenir el contagio. La primera medida es evitar el contacto cabeza a cabeza, y procurar llevar el pelo recogido, especialmente en los niños, quienes son más proclives a padecerlos. También es conveniente evitar los grupos de niños (cuando alguno ya tiene piojos) en espacios cerrados.

También podemos recurrir a remedios naturales como: el vinagre, las lociones a base de eucalipto y limón, los aceites con esencia de romero, la hierba piojera o estafisagria, y por supuesto la desinfección de sábanas, ropas, toallas, etc. En caso de contraer estos parásitos, existen numerosas soluciones farmacológicas. Para dar con la más adecuada, ¡consulta a tu farmacéutico!

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