Los huesos son tejidos vivos que se renuevan constantemente; su pérdida de resistencia provoca la aparición de fracturas. A lo largo de la vida, a medida que se destruye el hueso se va formando hueso nuevo, manteniendo un equilibrio. Este proceso se denomina remodelado óseo. A partir de los 30 años, la formación de hueso se ralentiza y se reduce de forma natural la masa del hueso. Cuando la pérdida de masa ósea es extrema, se produce la osteoporosis o hueso poroso. Descubre las causas, síntomas y tratamiento de la osteoporosis.
¿Cuáles son las causas?
Existen varios factores que favorecen su aparición:
El envejecimiento produce una disminución en la cantidad del hueso, cualquier persona puede padecerla, siendo mayor el riesgo a partir de los 50 años.
Factores genéticos: aquellas personas cuyos familiares directos -padres o abuelos- han sufrido roturas diversas.
Una dieta pobre en calcio impide una correcta formación del hueso. La leche y derivados lácteos -quesos y yogures-, al igual que alimentos como el pescado azul y los frutos secos, son fuentes ricas en calcio.
Las mujeres tras la menopausia, tienen cuatro veces más riesgo que los hombres de desarrollar osteoporosis. Se reduce el número de estrógenos (hormonas femeninas), favoreciendo una disminución en el remodelado del hueso; si la menopausia se produce antes de los 40 años (menopausia precoz), el riesgo es mayor. La extirpación de ovarios o la anorexia nerviosa con pérdida de peso importante constituyen otros factores de riesgo para las mujeres.
Según la raza, siendo más frecuente en caucásicos y asiáticos.
El hipertiroidismo o el síndrome de Cushing, pueden desencadenar esta afección.
Una inmovilización prolongada, por enfermedad o como causa de llevar una vida sedentaria, impiden la formación del hueso.
Medicamentos como los corticoides, esteroides, antiepilépticos o fármacos para el tiroides con un uso prolongado.
El exceso de alcohol café o tabaco.
¿Cuáles son los síntomas?
La osteoporosis no duele, ni causa ninguna alteración en sí misma. No obstante, la fragilidad en los huesos provoca que aparezcan con mucha frecuencia fracturas óseas. Las fisuras más frecuentes en la mujer postmenopáusica son las fracturas vertebrales, producen dolores muy agudos y la aparición progresiva de deformidades en la espalda. Se produce una disminución progresiva de la talla, por aplastamientos vertebrales. En edades muy avanzadas, ocasiona habitualmente rompimiento en la muñeca y también en el fémur, típica fractura de cadera en ancianos. Estas dolencias afectan al 15% de las mujeres y al 5% de los hombres de más de 80 años.
¿Hay diferentes tipos de osteoporosis?
La Osteoporosis posmenopáusica. Provocada por una falta de estrógenos en mujeres de 51 a 75 años de edad.
La Osteoporosis senil. Como resultado de una deficiencia de calcio relacionada con la edad y un desequilibrio entre la velocidad de degradación y de regeneración ósea. Afecta generalmente a mayores de 70 años y, es dos veces más frecuente en las mujeres.
La Osteoporosis secundaria. Consecuencia de ciertas enfermedades, como la insuficiencia renal crónica, los trastornos hormonales y la administración de fármacos como los corticoesteroides, barbitúricos, anticonvulsivantes y un exceso de hormona tiroidea.
¿Cómo se diagnostica?
La densitometría ósea nos indica si hay osteoporosis u osteopenia, si ha comenzado a perderse densidad mineral ósea, predecir el riesgo de fractura y establecer un tratamiento a tiempo.
¿Cómo podemos prevenir la osteoporosis?
Es necesario tomar alimentos que contengan calcio y vitamina D, leche y derivados lácteos.
Además, debemos reducir al máximo el consumo de alcohol y tabaco, sin excederse con la cafeína.
De manera adicional, debemos evitar una vida sedentaria en la medida de lo posible. Realizar alguna actividad física a diario, para potenciar la musculatura y el equilibrio, caminando un mínimo de 20 minutos al día y mejorando el equilibrio realizando sesiones semanales de pilates o yoga son actividades fundamentales.
Las personas ancianas deben utilizar calzado cómodo, buena iluminación y librarse de obstáculos para evitar caídas.
Realizar una densitometría de forma periódica en mujeres tras la menopausia y mayores de 50 años es clave para un diagnóstico temprano. Si existen antecedentes familiares y en pacientes que toman corticoides de forma crónica, más todavía.
Existen fármacos para aquellos casos con varios factores de riesgo, como el Raloxifeno, los Bifosfonatos, la Teripratida y la terapia hormonal sustitutiva (Estrógenos/Progestágenos).
Una vida sana y equilibrada te ayudará a llegar a la edad avanzada en un estado óptimo.
¡Es mejor prevenir que curar!