En nuestro último artículo hablábamos de la Semana Mundial de la Lactancia Materna y la activa colaboración de gobiernos, asociaciones y grupos de apoyo para reforzar la causa. En Club Salud creemos que tan importante es eso como concienciar a la población sobre los muchos beneficios que tiene asegurar el vínculo materno-filial desde las tres etapas básicas de gestación: embarazo, parto y lactancia.
Aunque hace años se creía que la relación madre-hijo era “unidireccional”, considerando al bebé como un objeto pasivo y a la madre como el sujeto que ejercía y provocaba las reacciones del hijo, la psicología y neurofisiología han demostrado que los más pequeños tienen un papel protagonista vital. Así, la actitud, y por ende la conducta, de los padres es diferente según los rasgos de personalidad y respuesta del niño, que a su vez interactúa de forma distinta con su madre según sus propias percepciones.
Cabe destacar que, ya en el post parto, se recomienda que madre e hijo entren en contacto lo antes posible. Esto se debe a que, durante el parto, la madre presenta picos altos de adrenalina que transmite al bebé a través del cordón umbilical, estas hormonas del estrés mantendrán al recién nacido en estado de alerta con los ojos abiertos y sus capacidades en máxima funcionalidad. Como consecuencia, el bebé buscará la estimulación que causa el contacto piel con piel y la succión temprana.
Por otro lado, el pequeño buscará el contacto visual como resultado del incremento de los niveles de oxitocina y endorfinas –también transmitidos de la madre al hijo–, sustancias que provocan la dependencia y el enamoramientos visceral, tanto en la madre como en el recién nacido.
Asimismo, en el parto, la estimulación olfativa llevará al bebé a buscar el pecho materno para realizar la primera succión. Este es uno de los momentos más importantes que da inicio al periodo de lactancia. Y es que este proceso establece un vínculo afectivo-nutricional inigualable. Sin embargo, ya son muchos los avances en el desarrollo de fórmulas alimenticias que aseguran mantener el valor nutricional de la leche materna: proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales e incluso cantidades indispensables de agua. No obstante, es eterno el debate sobre si es comparable a la leche materna.
Sea cual sea tu punto de vista, toma buena nota y conciénciate sobre la importancia del vínculo madre-hijo, especialmente en los primeros meses, donde un simple gesto puede llegar a ser clave en el desarrollo y crecimiento de tu bebé.