En el artículo anterior expusimos una guía sintomática sobre la esclerosis múltiple, ya que un diagnóstico oportuno, junto al tratamiento adecuado, permiten a los pacientes de este trastorno neurológico crónico -e invalidante, en casos más agresivos- aminorar su progresión, aliviar los síntomas y sobrellevar esta enfermedad.
En Club Salud creemos que “prevenir es mejor que curar”, por eso, en nuestro blog solemos exponer remedios, consejos y hábitos para evitar afecciones, dolencias y otros males. Sin embargo, a veces no queda otra que someterse a tratamiento y, antes de hacerlo, conviene entender a qué nos exponemos.
Actualmente, no hay cura para la esclerosis múltiple, pero sí tratamientos que controlan los síntomas y retardan su evolución contribuyendo a mantener una cálidas de vida -más o menos- normal. La EM se trata con medicamentos (productos de interferón beta (Betaseron®, Avonex® y Rebif®); acetato de glatiramer (Copaxone®); un anticuerpo monoclonal (Tysabri®); mitoxantrona (Novantrone®), vitamina D u otros suplementos y el tratamiento con esteroides) y con otras prácticas complementarias como: fisioterapia y un programa de ejercicio; sesiones de logopedia; llevar un estilo de vida saludable con una correcta y variada alimentación; descansar y evitar la fatiga, el estrés y las temperaturas extremas.
También es recomendable acudir a los grupos de apoyo y realizar terapia ocupacional para conocer personas en su misma situación, recibir orientación y asesoramiento de profesionales especializados en rehabilitación.
El pronóstico de la enfermedad es variable y, por lo tanto, difícil de prevenir. Aunque es una enfermedad crónica e incurable, en principio, la expectativa suele ser de una vida activa, (casi) normal, sin grandes cambios. Aunque las mujeres tienen muchas más posibilidades de padecer EM, también presentan mejor pronóstico, igual que las personas con ataques infrecuentes o con un patrón remitente-recurrente y personas que tenían menos de 30 años cuando se detectó la enfermedad.
No obstante, es posible que la esclerosis múltiple incapacite al paciente. La parte del sistema nervioso central afectada por los ataques y la frecuencia y la gravedad de cada uno de éstos determinarán el grado de discapacidad.
Así, en caso de presentar complicaciones (depresión, osteoporosis, úlceras de decúbito, dificultades para tragar, pensar, orinar, etc.), o un alto grado de discapacidad, sería conveniente disponer de la ayuda de trabajadores sociales y otros servicios de asesoría (psicólogos, terapeutas ocupacionales, médicos, etc) para, junto a los dispositivos asistenciales, facilitar su día a día.