En la farmacia de Club Salud disponemos de una gran variedad de medicamentos. Cada uno con su propio prospecto, en el que figura una detallada descripción del uso adecuado del fármaco y las posibles contraindicaciones. Sin embargo, a veces, aún cuando cumplimos los requisitos óptimos para el consumo del preparado, pueden surgir contrariedades que escapan a nuestro control. Un ejemplo es el inesperado rechazo del organismo frente a un fármaco al producirse una reacción inmunológica independiente de los efectos de éste. Esto se conoce, comúnmente, como alergia a los medicamentos.
La alergia a los medicamentos constituye el 6-10% de las reacciones adversas. La mayor parte no suelen ser de tipo inmunológica (alergia) y, con frecuencia, es resultado de una ingesta inadecuada a la talla, el peso, edad o química específica del organismo (especialmente cuando se toma sin prescripción médica). También puede suceder que se produzca interacción medicamentosa, producida por la interferencia de un fármaco sobre la actividad de otro al suministrarse éstos simultáneamente.
Si se trata de una alergia, habrá que identificar si pertenece al grupo de: (1) tipo inmediato, que se presentan dentro de la primera hora de la toma del medicamento; o (2) tipo tardío, que se presentan pasada una hora de la toma del medicamento, aunque a menudo pueden tardar semanas en desarrollarse. El primer tipo es el más frecuente y se produce el anticuerpo inmunoglobulina E (IgE).
Esto puede desencadenar la liberación explosiva de histamina y otras sustancias químicas (o mediadores) y dependiendo del lugar en el que se esté produciendo la reacción, los síntomas pueden variar desde la aparición de ronchas aisladas con intenso picor, erupciones generalizadas con hinchazón, episodios de broncoespasmo o incluso anafilaxia, que puede llegar a ser mortal.
El principal problema de la alergia a los medicamentos es la falta de técnicas diagnósticas. Esto hace difícil confirmar las sospechas clínicas, poniendo en peligro al paciente. Hoy, existen dos tipos de examen: estudios in vitro (en laboratorio) y/ estudios in vivo (sobre el paciente).
Cuando los ensayos de laboratorio no son concluyentes, se recurre al estudio in vivo. En ellos se realizan pruebas cutáneas, colocando un parche o mediante punción (prueba intracutánea, por debajo de la piel) y pruebas de exposición controlada, esto es, administración (por vía oral) de cantidades progresivamente crecientes a intervalos regulares hasta alcanzar la dosis terapéutica. Éste último requiere de un riguroso control del profesional de la salud.
Es importante que, una vez se ha determinado el diagnóstico definitivo e identificado los medicamentos que produjeron la alergia, el paciente nunca vuelva a consumirlos, ni siquiera para confirmar su buena tolerancia. Si tienes dudas sobre el protocolo adecuado, consúltanos en nuestro servicio de atención online.